El Dr. Hancock y un equipo de investigadores se dirigieron a un grupo de muestra relativamente sedentario. Los investigadores recopilaron datos sobre 701 adultos que se habían recuperado recientemente de un episodio de dolor lumbar. Se dividieron aleatoriamente en dos grupos: un grupo recibió un programa educativo y de caminata personalizado, facilitado por un fisioterapeuta en seis sesiones durante seis meses. El otro grupo no recibió ninguna intervención. Los investigadores siguieron a ambos grupos durante los siguientes tres años.
El objetivo de cada persona del grupo de caminata era caminar cinco veces por semana durante al menos 30 minutos al día, pero el programa era altamente personalizado según la edad, el índice de masa corporal, el nivel de actividad actual, las limitaciones de tiempo y los objetivos personales.
Los participantes del grupo de caminata también recibieron un programa educativo para ayudarlos a comprender y responder mejor a su dolor. Cuando los pacientes tenían un mayor dolor lumbar, se les animó a seguir caminando, pero a ajustar la velocidad y la distancia según fuera necesario. El Dr. Hancock dijo que cuando muchas personas experimentan un aumento del dolor, a menudo se sienten especialmente protectores de su espalda y evitan el movimiento.
“La educación cambió su forma de pensar sobre este tema y los hizo más activos, y los hizo permanecer activos incluso cuando tenían dolor de espalda”, dijo el Dr. Hancock.
Los nuevos hallazgos también se hacen eco de las conclusiones de un metanálisis de 2020 de 25 estudios sobre la prevención del dolor lumbar, del que el Dr. Hancock fue coautor. En el metanálisis, los investigadores encontraron que el ejercicio regular, combinado con educación física, era la forma más eficaz de prevenir la recurrencia del dolor de espalda.