Ilya Sutskever, hasta ahora científico jefe de OpenAI, deja la compañía que asombró al mundo con ChatGPT. Así lo ha anunciado en redes quien fuera uno de los fundadores y, hasta hace poco, miembro del núcleo duro de la tecnológica, que levantó junto con Sam Altman (consejero delegado), Greg Brockman (presidente) y Mira Murati (directora de tecnología).
After almost a decade, I have made the decision to leave OpenAI. The company’s trajectory has been nothing short of miraculous, and I’m confident that OpenAI will build AGI that is both safe and beneficial under the leadership of @sama, @gdb, @miramurati and now, under the…
— Ilya Sutskever (@ilyasut) May 14, 2024
La posición de Sutskever en OpenAI quedó comprometida cuando fracasó su intento de forzar el despido de Sam Altman en noviembre del año pasado. El experto en aprendizaje automático apoyó la destitución de Altman por parte del consejo de administración de la compañía, que, a los cinco días, tras la amenaza de una renuncia en masa de la plantilla, se vio obligado a restituirle. Tras ese movimiento, Sutskever no fue expulsado de OpenAI, pero dejó de ser uno de sus ejecutivos clave. De ahí que su renuncia no haya sorprendido en exceso en el sector, si bien no deja de significar que OpenAI pierde a su científico más destacado.
Uno de los motivos que se esgrimieron cuando se intentó el repentino cese de Altman fue el exceso de temeridad del ejecutivo con las tecnologías desarrolladas por OpenAI. Sutskever se encuadraba en el sector de los apocalípticos, de quienes querían tener todas las garantías antes de publicar avances potencialmente dañinos. Se especuló con que el equipo de Sutskever hizo un avance que les permitiría desarrollar modelos de inteligencia artificial mucho más potentes, y que eso suscitó la preocupación de algunos empleados por el hecho de que la empresa no dispusiera de las salvaguardias adecuadas para comercializar modelos tan avanzados.
La renuncia de Sutskever, que ya tiene susitituto (Jakub Pachocki), se suman a la de otros tres destacados trabajadores implicados en el equipo de seguridad de la IA: William Saunders, Leopold Aschenbrenner y Jan Leike. Se desconoce todavía si esta fuga de talento responde a su integración en un nuevo proyecto o a una huida de OpenAI por algún motivo no revelado. En el caso de Sutskever, se trata de lo primero, según ha avanzado él mismo.
Ilya Sutskever estaba considerado hasta ahora el cerebro de OpenAI. Este informático israelí-canadiense nacido en Rusia ha sido alumno de Geoffrey Hinton, uno de los padres del aprendizaje automático, y de Andrew Ng. Antes de sumarse en 2015 a OpenAI trabajó en Google Brain.
Una semana frenética en el sector
Las grandes tecnológicas se dieron cuenta hace casi dos años, cuando OpenAI sacó el primer ChatGPT, de que su futuro estaba ahí, en la IA generativa, la que es capaz de crear texto, audio, fotos o vídeos a partir de instrucciones escritas. Hace días que se especulaba con que OpenAI sacaría su propia herramienta de búsqueda, un movimiento tan temido por Google, el gran dominador en este segmento, como anticipado por los expertos.
El propio Sam Altman, consejero delegado de OpenAI, se encargó de enfriar las expectativas el pasado fin de semana. Este lunes harían una presentación importante, dijo, pero no sería ni el buscador ni GPT5, el nuevo modelo en el que llevan meses trabajando. Lo que se anunció finalmente fue el lanzamiento de ChatGPT-4o, una versión gratuita de ChatGPT 4.0, la que a día de hoy es la versión más potente de la herramienta estrella de OpenAI.
La empresa presentó también el nuevo asistente de voz de ChatGPT, capaz de traducir conversaciones en tiempo real (una función ya desempeñada por aplicaciones de Google o Meta, entre otras), de entonar sus respuestas con distintas emociones y de responder preguntas sobre objetos o textos a los que se enfoque con la cámara del móvil.
Al día siguiente, Google avanzó en su evento para desarrolladores novedades en su buscador. En esencia, lo que ha hecho la compañía es introducir Gemini, su modelo conversacional más avanzado, en el motor de búsquedas, de modo que el usuario pueda interactuar con el buscador como si hablara con una persona. Le puede encargar, por ejemplo, que busque billetes para un destino concreto y que, si los encuentra por debajo de un precio X, los compre.
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