De Rafapal a La Quinta Columna: así se financian los canales de conspiraciones en Telegram | Tecnología

De Rafapal a La Quinta Columna: así se financian los canales de conspiraciones en Telegram | Tecnología

“Si quieres comprar mis libros y mi tienda de camisetas”, dice la descripción del canal Noticias Rafapal, que se define como “periodismo para mentes cósmicas”, y que se dirige a sus 125.000 suscriptores en Telegram. Sus últimas autodenominadas “noticias” cuentan que “todo apunta a que Begoña Gómez es la testaferro de su marido, el presidente Sánchez, en una trama de corrupción con el gobierno marroquí” o que el software espía Pegasus, de origen israelí, permitiría al gobierno de Netanyahu “tener información privilegiada para tumbar al gobierno de Sánchez” por reconocer el Estado palestino.

Otro canal, La Quinta Columna TV, autodenominado “canal de información alternativa”, pide donaciones de otra manera: “Si desea contribuir ayudando económicamente con el trabajo de investigación, estudio y desarrollo de La Quinta Columna, le facilitamos nuestro número de cuenta bancaria”. Sus últimos artículos son sobre el grafeno en vacunas, noticias de varios muertos de todas las edades (incluido OJ Simpson) que sugieren tendenciosamente que la causa es la vacuna de la covid y otras variantes alternativas a las versiones oficiales.

A pesar de esta necesidad de información alternativa o sin censura, las opciones de pago para colaborar son muy comunes: una transferencia a una cuenta en el Banco Santander, un bizum a un móvil o un pago online mediante las conocidas plataformas Stripe y PayPal. Con casi 200.000 seguidores, La Quinta Columna es el canal conspirativo en español más influyente, según un nuevo artículo científico titulado La máquina de hacer dinero con conspiraciones, publicado por cinco investigadores de la italiana Universidad de La Sapienza (Roma), que se centra en el modelo de negocio de los principales canales de conspiraciones de Telegram. Aunque la mayoría de estos canales tiende a sumarse a lo que ocurra en la actualidad, el enfoque global de este estudio hace que algunos canales más centrados en conspiraciones nacionales, la llamada “fachosfera”, no aparezcan como principales.

Telegram es una aplicación de mensajería que apenas modera su contenido ni colabora con autoridades nacionales. El 22 de marzo la Audiencia Nacional española estuvo a punto de limitar el acceso a Telegram en todo el país por un caso de violación de derechos de autor, pero la información que circula por la plataforma puede ser mucho peor: terrorismo, pedofilia o racismo. Aunque, como en todas las aplicaciones con millones de usuarios, la mayoría la usa para enviar mensajes o contenido normal.

Es difícil averiguar si la motivación económica es la causa principal o única para promover teorías conspirativas que pueden llamar la atención de miles de ciudadanos. “Los motivos de quienes difunden la desinformación pueden ser muchos y dependen del actor y de su temática”, dice Ana Romero, investigadora de la organización EU DisinfoLab. “En desinformación climática casi siempre hay intereses corporativos que van de la mano con los políticos, por ejemplo. Otros están interesados sólo en el rédito económico y aunque es probable que hasta cierto punto crean lo que dicen, opino que se han convertido en directores y actores de su propia película y en muchos casos pierden la habilidad de saber separar realidad de ficción”, añade Romero.

Los investigadores italianos pretendían en su artículo analizar una teoría de la conspiración llamada Sabmyk, una evolución de QAnon que promueve una figura mesiánica con ese nombre, con más de un millón de seguidores repartidos en más de 100 canales: “Originalmente, el artículo era sobre la comunidad de Sabmyk. Queríamos entender qué otras teorías conspirativas habían nacido en Telegram. No pensábamos encontrar dinero en estos canales”, dice Alessandro Mei, uno de los autores.

Pero encontraron bastante dinero y el foco cambió. El trabajo se centró en tres modos de “buscar activamente sacar provecho de sus suscriptores”, dice el artículo: programas de afiliación [cobrar una comisión por poner enlaces a páginas de compraventa como Amazon o eBay], donaciones y campañas de crowdfunding. El único cuantificable desde fuera son esas campañas en plataformas como Kickstarter o GoFundMe: “La cantidad de dinero lograda por proyectos impulsados por canales conspirativos es 84,7 millones de euros, de más 985.000 contribuyentes”, detalla el artículo.

“La desinformación es muy lucrativa y es un negocio que además tiene múltiples vías para financiarse”, dice Romero. “No es nuevo y siempre que veo reclamos económicos pienso en que emplean una suerte de programas de fidelización ideológica. El usuario donante da una “cuota voluntaria” y el beneficiario de la misma le convierte en valedor de una causa”, añade.

Cómo se identifican los canales

Para identificar los canales, los investigadores han buscado enlaces o recursos en YouTube, Reddit, 4chan y otras páginas que otros estudios habían caracterizado como conspirativos. Luego, en una base de datos pública de 120.000 canales de Telegram, miraban cuáles compartían estos recursos y tienen vínculos entre ellos. Después dividieron los hallazgos en cuatro comunidades sobre todo lingüísticas: inglés, alemán, neolatina y la llamada “sabmyk”. Entre todas hay 17.144 canales, de los que 8.015 son en inglés, 4.854 en alemán y 1.328 en español. El canal más influyente es Disclose.tv. Los investigadores han ordenado los canales más importantes por su capacidad de influencia en cada comunidad, no por el número de suscriptores.

En español, el más influyente es La Quinta Columna, seguido de Rafapal, El Investigador, Covid-1984 y Despertador de la Matrix. Cada uno sigue su particular estrategia para financiarse. Por ejemplo, en el caso de Rafapal, según Massimo La Morgia, otro coautor, “ya se ve abriendo la descripción de su perfil de Telegram un enlace para comprar su libro y un enlace a un mercado donde se venden camisetas, creo que diseñadas por él o para apoyarle. A favor de Rafapal podemos decir que no parece monetizar en Rumble [una plataforma de vídeos alternativa a YouTube] mediante donaciones”.

“En total, las campañas de crowdfunding impulsadas en los canales españoles, de las que hemos podido obtener datos, recaudaron un total de 1,6 millones de euros”, dice Vincenzo Imperati, también coautor. Algunos de esos proyectos son La voz de César Vidal —un podcast de un locutor español—, un congreso médico-jurídico o The Big Reset —El gran reinicio, en inglés—, un documental sobre la pandemia. Solo 245 canales en español promueven este tipo de campañas, encabezados por La calma antes de la tormenta y Médicos por la verdad México. Estos proyectos y estas cifras son solo una parte del dinero que ingresan estos canales. EL PAÍS se ha puesto en contacto con tres de estos canales para conocer su versión, pero no ha obtenido respuesta.

Hay más canales en español que lo intentan con donaciones: 493 han compartido 362 enlaces únicos a páginas como Patreon o PayPal. Los canales más prolíficos son BLesNoticias, TierraPura.org (aunque su Patreon está hoy eliminado) y Despierta Goyim. El marketing de afiliación o los enlaces plataformas de e-commerce son el recurso menos usado por las páginas en español. Solo 95 canales los han usado alguna vez, sobre todo a Amazon. “Amazon presenta productos estándar como libros, mascarillas y filtros de agua, mientras que en eBay, Etsy o Teespring encontramos una gama de productos cuestionables (escudos 5G, protectores de piedra contra campos electromagnéticos o varitas curativas). La distinción entre plataformas se atribuiría a las diferentes políticas de contenido de estas plataformas. Amazon mantiene una política de contenidos más rigurosa”, dice el artículo.

Otras fuentes de financiación

Los investigadores han encontrado además otros tipos de fuentes de financiación aparte de las tres principales. Telegram acaba de introducir sus propios anuncios, cuyos ingresos comparte con los creadores de los canales. También hay plataformas externas como Telega.io que permiten coordinar a anunciantes con administradores de canales; otro método es mandar visitas a vídeos propios en YouTube, donde los ingresos en publicidad también son compartidos entre creador y plataforma. Los investigadores han encontrado también un puñado de direcciones de criptomonedas, han comprobado los ingresos en todas y suman unos 20.700 euros.

El tráfico hacia páginas propias es el último método encontrado: “Hemos notado que hay muchos canales que promocionan sitios web que contienen páginas de compraventa o una página propia del canal. En estos sitios hemos visto que suele haber una dirección dedicada a las donaciones. Allí [fuera de Telegram] hay enlaces a plataformas de donación que hemos analizado, IBAN y direcciones blockchain a las que enviar donaciones”, dice el coautor Francesco Sassi.

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By Norman Alvarado

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